domingo, 20 de diciembre de 2009

Hallazgo literario II

Vista la expectación que ha suscitado la revelación de los personajes protagonistas de la entrada anterior, os comento cómo terminó la cosa.

En cuanto llegué el lunes, les dije a los autores del trabajo que quería hablar con ellos. Y mis peores sospechas se confirmaron: resulta que el alumno encargado de hacer esa parte copió directamente de aquí (aunque ellos insistían en que lo habían sacado de la Wikipedia). Llamándose el sitio como se llama, ¿qué podrían esperar? Lo peor es que, por más que le repetía que leyera lo que había puesto, no caía. Y la cara que puso cuando cayó terminó de convencerme de que no lo había hecho con mala intención. "¡Ay, perdona, maestra! ¡Qué vergüenza! Es que estaba harto de copiar...".
El caso es que los cuatro (alumnos ejemplares, os lo aseguro) han suspendido la asignatura y, como era de esperar, las madres han venido a preguntarme el porqué del suspenso. Con enseñarles la letra, los apartados a medio terminar y, por supuesto, los dos personajillos, lo han entendido perfectamente.
Ahora, que el pobre que metió la pata tiene que aguantar que todo el instituto (alguna profesora con muy mala intención se ha dedicado a propagar por el centro el garrafal error) se cachondee de él. Menos mal que el chaval es un buenazo y creo que lo superará.
El próximo trabajo lo repasan. Seguro.

domingo, 13 de diciembre de 2009

Hallazgo literario

Llevo todo el fin de semana corrigiendo como una loca, por eso estoy tan ausente del mundo bloguero. El caso es que entre las múltiples cositas que debo corregir están unos trabajos acerca de Don Juan Tenorio, para una asignatura absurda donde las haya que la Junta ha denominado "Proyecto integrado de carácter práctico". En fin, que estos mis alumnos creo que pensaban que, entregándome el trabajo a última hora no me los iba a leer, pero resulta que yo soy de las que sí lee los trabajos. Es más, creo que presto más atención a lo que escriben que ellos mismos. Uno de los grupos, de hecho, ha descubierto una versión de Don Juan con unos personajes del todo desconocidos para los estudiosos y filólogos. Todo un hallazgo.


He aquí la prueba:






Como podéis comprobar en las fotos, al principio no me di cuenta ni yo. De hecho, aparece descrita doña Devora Melano como "una mujer de vida alegre". El alumno, ejemplar donde los haya, creo que ni ha caído en la estupidez que estaba poniendo. O quizás era una trampa para saber si me los leía o no. No sé. En cualquier caso, hablaré con ellos el lunes y por supuesto, me mostraré indignada y ofendida en lo más profundo de mi ser.

Una pena que no pueda decirles lo que me he reído una vez superada la sorpresa inicial.

Y me voy. Que tengo que seguir corrigiendo.

miércoles, 9 de diciembre de 2009

Cual gacela Thompson

Acabo de volver del puente, como todos, y ya me ha sacudido en plena cara el estrés de mis 100 alumnos. Tal como llego al centro, me veo sometida a una persecución implacable que puede tener varios fines:

Uno: preguntarme si he corregido ya los exámenes.

Dos: venderme cajas de mantecados.

Tres: venderme papeletas.

Cuatro: aturullarme con líos sentimentales en plan "Física o Química" que, he de reconocerlo, me divierten bastante.

Cinco: el alumno X me exige, indignado, explicaciones de por qué he comprado mantecados al alumno Y.

Seis: excusarse por los pésimos exámenes del Romanticismo que hicieron ("No me ha dado tiempo", "Era muy largo").

Siete: preguntarme (aun sin haber dado las notas todavía) qué tienen que hacer para recuperar el trimestre.

Ocho: mi favorita. Vienen a decirme, directamente, que pasan ya de mi asignatura, porque con la Lengua, ellos "no se atreven". Esta expresión me provocó cierta confusión los primeros días hasta que me la tradujeron y me explicaron que cuando decían "no me atrevo", en realidad, querían decir "no lo sé hacer".

Nueve: volver a preguntarme si he corregido ya los exámenes.

Diez: ofrecerse para hacer cualquier tipo de trabajo que sirva para inflar un poco (o un mucho) la precaria nota.

Once: chantajearme emocionalmente haciéndome reponsable de sus regalos de Reyes. ¡Manda huevos!

Doce: decirme, "Maestra, qué mala cara traes hoy", cosa que, lógicamente, me llega a lo más hondo del corazoncito.

Esto sin contar con un alumno al que le di clase hace tres años y se dedica a recordarme, cada vez que me ve, que mi Betis está en 2ª.


Y lo que más me cabrea: las súplicas, los llantos (hipidos afectadísimos incluidos) y los ataques de histeria ante un examen de 1,5. Sin comentarios.

Todo esto a menos de una semana de poner las notas en el ordenador. Yo, que antes era invisible para ellos (no te ceden el paso, no se partan de las escaleras cuando intentas subir, no apartan los pies de los estrechos pasillos, te empujan, recibes proyectiles ¿que no iban para ti?, etc.), de pronto, soy el centro de su atención, su presa.

En fin, que yo ya no sé dónde meterme en el centro. Creo que un día de estos, me encierro en los servicios y me lío a fumar lo que sea con lo peorcito, a ver si así me relajo.

domingo, 6 de diciembre de 2009

14 años no es nada

No suelo emplear el blog para colgar noticias, pero es que, mientras veo la final de Pekín Express, me conecto y leo esto:
Infecta con el sida a su mujer para mantener relaciones sexuales

Para mear y no echar ni gota, oiga.

jueves, 3 de diciembre de 2009

De Vodafone a Orange... por diez minutos


Y porque, prácticamente, me han echado. Me explico: solicité la portabilidad a Orange porque me daban gratis un móvil que me gusta mucho. "¡Vaya criterio!", diréis. "Pues sí", digo yo. Una es así. Si soy sincera, esperaba que Vodafone me llamara y me hiciera una contraoferta. Total, que me llaman los de Vodafone, me ofrecen el mismo móvil y un 30% de descuento en la factura durante un año. Quedamos en que debo anular la portabilidad por Internet mediante un código que ellos me mandarían vía SMS.

Pues viendo que habían pasado dos días y el SMS no llegaba, llamo, a eso de las 14.10 horas (lo de la hora es importante, no creáis), a Vodafone. Una señorita me atiende y me dice, como si fuera culpa mía que se me ha pasado el plazo para cancelar la portabilidad y (aquí viene lo bueno) que el plazo había expirado a las 14.00 horas. Perpleja, le vuelvo a explicar que han sido ELLOS los que no me han facilitado el código necesario para cancelar la portabilidad y la señora me vuelve a repetir que, sintiéndolo mucho (por mí, se entiende), el día 7 me dan de alta en Orange.

Como la situación me parece surrealista (¿cómo pueden consentir perder a un cliente por pasarse 10 minutos respecto a un plazo del que ni siquiera se le había informado?), vuelvo a llamar, pero a un número diferente, donde me confirman la férrea política de plazos de Vodafone.

Pues nada, me voy a disfrutar de mi móvil a partir del día 7 y de mi tarifa plana de 18.00 a 08.00 horas. Pero sigo sin entenderlo.

lunes, 26 de octubre de 2009

Cualquier turno pasado...

...fue más seguro. Ya he hablado alguna vez aquí de que trabajo en Huelva y tengo que ir y venir todos los días (lógicamente) desde hace cuatro años. Hasta ahora, había tenido una suerte inmensa con los compañeros del turno de coche. Este año, nos ha quedado una vacante en el turno (ya te vale, Angelus) y ha sido ocupada por una compañera cuyo nombre no desvelaré, pero que ya se ha ganado el mote de Mary Higgins, Merijigins de aquí en adelante, por el higo (pronúnciese con h aspirada) que tiene. Es una bellísima persona, pero cargante como ella sola. Lo peor no es que sea cargante (que eso va en gustos), sino que su pachorra nos va a llevar a todos a la destrucción. Para muestra, un botón:

El otro día nos cayó un buen chaparrón por la autovía. Uno más de tantos. Bueno, pues para empezar, la moza iba tan aterrada que no pasaba de 70 km/h. Y el resto de coches adelantándonos. Uno de mis compañeros se ofreció para conducir, el otro le recordó que existía una cosa llamada 5ª marcha, pero ella, nada, a lo suyo. A ese ritmo, teníamos claro ya que llegábamos tarde, cosa que no ha ocurrido en 4 años de turno, exceptuando la ocasión en la que atropellamos a un perro suicida que se nos atravesó. El caso es que como éramos pocos, parió la abuela y la señora se dio cuenta de que le quedaban "dos rayitas" de gasolina. "¡Huy! Voy a tener que parar..." Y paró.

Lo que pasó en la gasolinera no tiene nombre. Primero, se queda sentada en el coche, esperando que la atiendan. Vale, la mujer no tenía por qué saber que la estación era de autoservicio. Se lo decimos. Reacción: "¡Huy! Pues no me hace gracia..." Sale del coche. Mira a la derecha. Mira a la izquierda y suelta: "Bueno, a ver, ¿qué hago?" ¿Qué haces? ¿Qué haces? Alma de cántaro, ve y pide, llena o lo que sea, pero haz algo, que no llegamos. Le decimos que se acerque al mostrador y diga qué cantidad quiere repostar. Cuando vuelve, coge la manguera y me da un golpecito en el cristal de la ventana, muy preocupada. "Suntzu, vigila el surtidor a ver que no se pase". ¿Que no se pase? ¡Pero si le has dicho que te eche 30 euros! Cuando llegue a los 30, se corta. Se lo explico estupefacta, flipada y fingiendo una normalidad y calma que estoy muy lejos de sentir. Mientras ella echa la gasolina, uno de mis compañeros está a punto de explotar de la ira ante tanto cuajo y el otro se encomienda a todos los santos porque ve que no llegamos.

Merijigins que sube al coche de nuevo. "¡Ay, perdón! Es que en mi pueblo siempre hay un muchacho para echarte la gasolina". A esas alturas, yo misma me hubiese ofrecido a echarle la gasolina, pero por lo alto. Salimos de la gasolinera. Sigue lloviendo a mares. Al cabo de un cuarto de hora, deja de llover, pero se ve que los charcos tampoco son lo suyo y la moza sigue en cuarta. Mi compañero, desesperado, le insiste en que acelere un poco.

Y en estas estamos cuando vemos que la gente que nos adelanta, empieza a pitarnos y a hacernos señales. Comprobamos las puertas. Nada. De repente, Merijigins exclama:

-¡Ay! ¡Que me he dejado abierto el tapón del depósito!

Llevábamos un cuarto de hora circulando con el tapón abierto porque se ve que Merijigins no se había acordado de cerrarlo y por eso nos pitaban. Un compañero le comenta que eso no puede ser muy bueno y que a lo mejor le ha entrado agua en el depósito. Para colmo, el mismo compañero empieza a hacer comentarios del tipo: "¿Os imagináis que alguien tira una colilla y se cuela por el depósito?" A esas alturas, estamos llorando de la risa, de la desesperación y deseando que alguien, efectivamente, tirase una puñetera colilla y acabase con nuestra agonía.

A todo esto, Merijigins, que ve un coche detenido en el arcén, con su triangulito, y no se le ocurre nada mejor que pararse detrás para cerrar el taponcito de las narices, maniobra que no llegó a ejecutar porque el otro compañero le pegó una voz y le dijo, frenético ya:

-¿Dónde vas? ¿Ahí te vas a parar? ¡Anda y tira ya p'alante!

Entramos en el último tramo de carretera antes del pueblo. Parecía imposible ir más despacio, y aun así, Merijigins redujo la velocidad de 70 a 30 km/h para entrar en el pueblo. La pobre debió de percibir la tensión que se palpaba en el coche y no hacía más que disculparse. Al final, llegamos casi 20 minutos tarde entre pitos y flautas. Y no exagero si os digo que el susto no se nos fue en un par de días. A alguno todavía no se le ha pasado el cabreo.

Para morirse. En serio. Yo no he vivido cosa igual en los días de mi vida.

miércoles, 30 de septiembre de 2009

Los primeros frutos del curso

Diario de clase (lo echaba de menos), 30 de septiembre de 2009 y días precedentes.

4º de ESO

Repasando los orígenes de la literatura...

"En los orígenes de la literatura podemos encontrar la épica..."

-¿Eso no es la asignatura que teníamos el año pasado? -me interrumpen. Como siempre.

Yo pienso:"Eso será la Ética". Pero no me da tiempo a contestar.

-¡Anda ya, quillo! La épica es lo de los caballos -le replica otro.

¿Los caballos? No lo pillo. Pienso en el Cid, en las batallas, en Babieca y, de paso, en Charlton Heston, pero no doy con la tecla.

Mientras, el chaval que ha corregido al otro se ve que ha seguido pensando y suelta:

-¡Ah, no! Eso es la hípica, maestra.

¿?


2º de ESO: un doblete.

Un compañero lee en clase un texto teatral en el que dos náufragos se pelean por la foto de una chica en un calendario.

Pregunta: D., ¿qué te ha parecido? ¿Te ha gustado?

Respuesta: ¡Huy! Un montón, maestro. Se me ha puesto dura. (¡Toma criterio!)

Los náufragos se están comiendo, trocito a trocito, el uno al otro; por eso, uno está cojo y otro manco. Pregunta espontánea:

-Maestro, ¿un manco puede hacerse pajas?

martes, 22 de septiembre de 2009

Ya era hora

Llamadme mala persona, escéptica, amargada, sosa, cascarrabias..., lo que queráis. Pero hoy, cuando he leído esto, me he sentido muy feliz.


Llevo algunos meses sufriendo, viendo cómo las barandillas del puente van siendo invadidas por una plaga de candados de parejas que creen sellar así su amor para siempre. Y la llave, al río, como si no tuviera bastante porquería ya en sus aguas. Que me acuerdo del señor Moccia y me pongo mala.

Cosas de la vida: llega un operario del ayuntamiento con un soplete y, el candado, a tomar por saco.

¡Hombreya!

miércoles, 16 de septiembre de 2009

Gripe Arggggggggggggh

La entrada de hoy iba a versar sobre el reparto de asignaturas en mi Departamento. Pero mi vida se ha visto alterada, como la de tantos otros, por culpa de la gripe A. No, no estoy infectada, aunque traigo una inflamación y ardores testiculares de impresión (y eso que carezco de dichas gónadas). Como sabéis la mayoría, vivo en Sevilla, pero trabajo en un instituto de una localidad cercana a Huelva. Voy y vengo cada día como mucha gente, ojo, que no me estoy haciendo la mártir. Pero es un coñazo, para qué nos vamos a engañar. Y cansa.
Hoy tenía la presentación de mi tutoría a las 10.30 y podría haber vuelto a mi casita una hora después si no fuera porque teníamos a las seis de la tarde una reunión informativa sobre la gripe A. Total, que mato el tiempo como puedo haciendo programaciones y papeleo (que eso nunca falla) y nos quedamos unos cuantos a comer en Huelva. Aparte del dinero que me he tenido que gastar en la comidita (mañana voy al sitio de siempre y arreando, que tienen menú por 7,50 euros) resulta que cuando llegamos al centro, la reunión consiste en que dos señoras muy simpáticas a las que no las culpo de nada porque cumplen con su trabajo vienen con una presentación en Power Point muy coeducativa (con sus "profesores y profesoras" y "alumnos y alumnas") y nos dicen lo siguiente:

-Que debemos extremar las medidas de higiene. Yo no sé qué costumbres higiénicas creen que tenemos, pero vamos, las normales (te lavas las manos de vez en cuando a lo largo de la mañana) bastan.

-Que sería conveniente que limpiásemos las mesas con más frecuencia. Pues señoras, o les suben el sueldo a las limpiadoras o ya me dirán, porque si además de dar clase, pasar lista y domar fieras pretenden que vaya limpiando las mesas, van listas.

-Que nosotros, en realidad, no tenemos que hacer nada, excepto llamar a los padres de los niños que tienen síntomas para que vengan a recogerlos. Que si no vienen, les pasemos a una sala y los vigilemos hasta que los recojan. Ante la pregunta: "¿Cómo podemos distinguir los síntomas de una gripe común y dela gripe A?", la respuesta es: "No se puede. Ustedes lo que tienen que hacer es llamar a los padres y estos, a su vez, a Salud Responde". Que por lo que han comentado algunos compañeros, la tal Salud (así se llama una prima mía) responde según le dé.

Lo que me ha terminado de cabrear ha sido este consejo:

-Que ampliemos la distancia en clase entre alumno y alumno. Como diría mi admirado Luisma: "¡Me parto y me mondo!". Esto no es más que otra de las muchas muestras de desconocimiento general de la VERDADERA situación de la educación en Andalucía. Señores, nos quitan profesores porque dicen que no hay dinero y luego se lo gastan en portátiles, que no hacen NINGUNA falta, pero que quedan infinitamente mejor en un telediario. Eso sí, lo que no cuentan es que luego los alumnos pueden pasar tres y cuatro horas frente a esos carísimos ordenadores sin un profesor que les dé clase, porque para eso, no hay dinero. A lo que iba, que me caliento: que aumentemos el espacio en clase entre alumno y alumno. ¡Por favor! Si tenemos grupos de la ESO con no menos de 30 alumnos por clase (eso es una barbaridad) y los primeros de Bachillerato de mi centro están a 39 y a 36 alumnos. Las tan cacareadas aulas TIC tienen la siguiente disposición: 5 filas de 6 alumnos con un ordenador para cada 2. A ver, hacemos las cuentas: 5 X 6 = 30. ¿Y el resto? Imagináoslo: en mesas anexas, apretujados. Tíos y tías como castillos. En cuestiones pedágogicas y de organización de la clase, prefiero ni entrar. Y vienen estas con semejantes tonterías. Y lo peor es que me hacen quedarme todo el día por ahí para escuchar esta sarta de disparates.

Siento la parrafada, pero es que estoy que reviento. Y ya que no hay huevos de hacer una huelga general (y os aseguro que la cuestión monetaria no sería lo primero en mi lista ni en la de muchos), sólo me queda el derecho al pataleo. Ejercido queda.

lunes, 27 de julio de 2009

A grito pelao

Otra vez están igual. Cada vez que oigo sus voces, me vienen a la memoria otras:
-¡Niñaaaaaaaa! ¡¡¡Sube p' arriba que ya está la merienda!!!
-¡¡¡Andreeeeeeeeés!!! ¡¡¡Me voy a cagar en tu p... madre como no subas ahora mismo!!!
-¡¡¡Mamaaaaaaaaá!!! ¡¡¡Échame cinco duros para chucherías!!!
-¡¡¡Niñaaaaaa!!! ¡Busca a tus hermanos! Y cómprame un paquete de tabaco.
-¡¡¡A cenaaaaaaaaar!!! ¡Como venga tu padre y no estéis cenados..!
-¡¡¡Mamaaaaaaá!!! ¿Me puedo quedar un ratito más?
-¡No! Tira ya pa' casa.

O el protagonista de la banda sonora de mi infancia: el silbido de mi padre. Mientras mi madre y sus vecinas se desgañitaban por el balcón (la mía solo en ocasiones especiales, hay que decirlo, pero la Pili, la madre de mi amigo Andrés, era para oírla), mi padre era mucho más práctico: emitía un silbido breve, pero agudo, de esos que te reventaba el timpanillo y, entre el aturdimiento y la mirada que echaba, bastaba con un simple movimiento de cabeza para que quedases sometida a su voluntad. Yo tenía el convencimiento íntimo de que el silbido de mi padre era emitido en una frecuencia que sólo captábamos nosotros tres.

Hoy, veintitantos años más tarde, lo que entra por mi balcón ahora mismito es (transcripción cutre de oídas):
-¡¡¡Amumbu, kana potitare...!!!-voz femenina a grito pelao. La mujer parece que se ha tragado un subwoofer.
Alguien habla más bajo (el hombre, supongo). Y la otra, que sigue:
-Aneta, muja cue, muja cue. O lo juto juto. Nagasa situa bantano sintoe...
Así, tres o cuatro líneas más.
Y el hombre que vuelve a hablar más bajo. Eso sí, cuando se le oye, se acaba la discusión.
Así, durante hora y media, dos horas, cada vez que discuten. Que es, mínimo, una vez por semana. Resulta desasosegante escuchar semejantes voces discutiendo en un idioma que no conoces y que suena como suena. Parece que los tengo metidos en casa. ¿Eso no se puede considerar contaminación acústica? Aunque me ha venido bien, porque justo estoy leyendo una de piratas, el prota anda por África y casi creo que los indígenas cobraban vida.

Qué exótico es mi barrio. Lo que me divierto (porque no puedo evitar reírme, lo siento). Y cómo echo de menos los gritos de la Pili.
Por cierto, si alguien me puede traducir la transcripción cutre, se lo agradecería. Ya sabéis, mi vena cotilla.

viernes, 24 de julio de 2009

Pos- it que somos horteras

Y conste que sé que "pos-it" está mal escrito, pero lo voy a dejar así. Vengo entre flipada y cabreada de un espectáculo que se llama Soñando a Bécquer. El espectáculo en sí me ha gustado. Probablemente haya ayudado que yo ya iba dispuesta a ver cualquier cosa que me quisieran contar de Bécquer y bueno, al final no ha estado mal. Dejémoslo ahí. Bueno, no, una cosita: ¿por qué siempre hay algún repelente entre el público que se dedica a recitar a la par de los actores? Es que siempre me toca uno de estos detrás. Me pasó cuando fui a ver La vida es sueño y casi le meto el codo en la boca al espontáneo que se puso a hacer de Segismundo. ¡Leches! Que quien más, quien menos, todos nos sabemos lo de "¡Ay, mísero de mí! ¡Ay, infelice!... y los sueños, sueños son". Y hoy, lo mismo. ¡Es que no lo soporto! No hace falta demostrar la vasta cultura de uno, y menos con actores trabajando delante.

Lo que ha motivado esta entrada es otra cosa. Me duele no tener documento gráfico (lo conseguiré, porque pienso volver cámara en mano), pero es que es alucinante. Llevaba yo un tiempo deseando ver la tumba de mi adorado y querido Bécquer. Sin ánimo de parecer una loca (aunque me temo que es tarde) aclararé que en mi adolescencia me enamoré de ese hombre. O de la idea que me hice de él a través de sus versos, no sé. No tiene sentido, pero me da igual. Hay cosas que son inexplicables, pero son. Casi lloré la primera vez que vi el retrato pintado por su hermano en el Museo de Bellas Artes de Sevilla y a veces sigo entrando solo por verlo (por cierto, no sé de quién sería la idea de cambiarlo de sitio, pero la han cagado).

Y ya me estoy liando. El caso es que con la entrada al espectáculo, podías visitar el Panteón de Sevillanos Ilustres, que es donde descansan sus restos y los de su hermano. Y es para no creérselo, pero ¡he pasado de largo de la tumba! Si no llega a ser por mis amigas, no la veo. La lápida está en una zona muy baja, casi pegada al suelo. Aunque viendo lo que la rodeaba no sé cómo he podido pasar de largo. Decenas y decenas de "posit" multicolores con mensajes de todo tipo. Muchos de ellos ñoños y otros tan sentidos como "Llama a casa" o "A ti también te queremos, Valeriano, hombre". Entiendo que den ganas de dejarle unas palabras, pero eso es, para mi gusto, una horterada innecesaria. No sé, ¿la tumba de Bécquer llena de post-its? Vaya por delante mi respeto a todos; me imagino que hay gente que ha dejado su mensajito con un sentimiento sincero, pero es demasiado para mí.

viernes, 17 de julio de 2009

¡Ay, omá qué susto!

Son las cinco y cuarto de la mañana y llevo más o menos una hora en planta. ¿El motivo? Unas explosiones la mar de curiosas en un bloque muy, muy próximo al mío. Por lo visto ha sido algo relacionado con los contadores, según unos (la rumorología vecinal no me ha dado más pistas); una explosión de gas, según otros. Mañana me enteraré en las noticias locales.

El caso es que cuando he oído las explosiones (ya han tenido que ser fuertes para despertarme), gente gritando y un pestazo a humo de impresión, me he vestido, he cogido la gatera y he intentado meter a mi gata dentro, pero la jodía, fiel a la mala leche que le es propia, no se ha dejado. Así que mi amor por ella se ha visto puesto a prueba. ¿El resultado? Que me quiero mucho más a mí misma. Porque viendo que el humo entraba por mi balcón y que la gata se ha metido bajo los muebles de la cocina, la he dejado y me he ido a la calle. Es curioso, porque ahora mismo, que no hace falta, la puñetera se ha metido ella sola en la gatera y ahí anda tan contenta. Ella es así.

Salgo a la calle y veo la puerta de mi vecino abierta. "Ha bajado", deduzco. Aprovecho para tirar la basura (he hecho zafarrancho de limpieza y tengo bolsas y bolsas llenas de papeles) y, rodeando el cordón policial, llego al contenedor. Tras una charla con un par de señoras a las que no conozco de nada (ya se sabe, estos episodios traumáticos unen mucho) y que no hacían más que hablarme de sus hijos, no sé por qué razón, vuelvo a mi bloque y me encuentro a mi vecino de al lado y a la vecina del tercero que me miran, estupefactos:

-¿Y tú de dónde vienes?- me preguntan.
-He bajado a ver lo que pasaba y a tirar la basura.

Y va mi vecino y me suelta:

-¡Ay! Pues mira que he avisado a todo el bloque.(¿? A mí, no) Es que creí que no estabas en casa. Como no estás nunca...

Los tiene cuadrados este. ¡Leches! En una cosa así, hijo mío, llama, llama por si las moscas. Que ya me veo calcinada y devorada por mi gata (esta, a poco que pasara hambre, me hincaba el diente sin pensárselo mucho) y a mi vecino saliendo en "Gente" comentando: "Es que como no hacía ruido...".

Y aquí ando, viendo la tele (de todas formas, hoy tenía que madrugar para ir a la abogada) y pensando en realizar con mi gata una serie de simulacros para que se meta en la gatera a la primera y no tener que dejarla aquí tirada, la pobre.

Actualización: pues como dice Món, mi anónima favorita, la cosa al final no ha sido moco de pavo. El loco del primero, que decía que todos los vecinos lo odiaban. Por lo visto, prendió una de las bombonas y el cabrón salió a dar un paseo al perro. Ya se podía haber quemado los huevos. No os podéis imaginar lo que ha sido esto esta noche. Ahora están todas las maris loquitas, deseando salir en la tele; ya han pasado varias cámaras por aquí. ¡Ayyy! En mi barrio no hay más que sonados. Empezando por mí.

Y fuera de coñas, muchas, muchas, muchas gracias a la Policía y a los Bomberos que han intervenido rápida y eficazmente. Esto podía haber sido una tragedia. El desgraciado este tenía distribuidas bombonas y gasolina por todas las plantas. Para matarlo, vamos. Si quería incendiar algo, podía haber cogido una de las bombonas que tenía, metérsela por el culo y pedir fuego a algún vecino. Hubiese sido mejor para todos.

miércoles, 15 de julio de 2009

Errores médicos

Cuando voy sola por la calle, suelo ir con mis casquitos y mi música. Procuro no ponerla demasiado alta porque entiendo que yendo por la calle tampoco es bueno aislarse así, ya se sabe: coches que pasan, bicis, gente... Hay que estar al loro. Además, si pongo la música demasiado alta me pierdo uno de mis deportes favoritos: ir captando trozos de conversaciones ajenas. No es por cotillear, de verdad, es que me fascinan algunas de las cosas que oigo. Y a veces, encuentro cositas como esta.
Ayer, en los alrededores de los juzgados, una señora hablando por el móvil:
-Pues sí. Fíjate tú lo de la Conchi, que fue a arreglarse el labio y le operaron la teta izquierda.
Esa Conchi...

sábado, 4 de julio de 2009

Aves nocturnas (II)

Mención aparte merecen las pitonisas que pululan por los programitas nocturnos. Hace dos días, una de ellas se lució:

-¡Hola! Soy Escorpio.

-Buenas noches, Escorpio. ¿En qué te puedo ayudar? (Empezamos bien).

-Verás, es que yo quería hacer una consulta general.

-¡Ay, cariño! Sabéis que tenéis que preguntar por cosas concretas.

-Bueno, verás, es que he pagado mucho dinero para hablar contigo. (Con voz dulce y melosa).

-Bueno, venga, vamos a empezar. ¿Por qué quieres preguntar?

-Hmmm… Quiero saber si voy a vender mi casa.

-Elige un número: 1 ó 2.

-El 2.

-Bueno… (dice mientras despliega frente a ella las cartitas). Veo que llevas un tiempo queriendo vender un piso (¡no me digas!). Esto… esto hace un tiempo que está estancado (claro; si no, no te preguntaría).

-Pero, ¿lo vendo o no?

-Hombre, venderlo lo vas a vender, pero no inmediatamente, ¿eh? Esto va tardar un poco… (Se ve que la señora ve el telediario y se ha enterado de que hay algo llamado “crisis”).

-¿Cuánto?

-Un tiempo, pero lo vendes, ¿eh? Así que tranquila. (Mientras, va recogiendo las cartas). Bueno, Escorpio, buena suerte…

-¡Ay, Ama Rosa (vamos a llamar así a la pitonisa), que llevo mucho esperando para hablar contigo!

-Lo sé, cariño (ellas son así de afectuosas), pero hay más gente…

-Sí, ya (con voz dulce). Pero me he gastado mucho dinero al teléfono (voz de maruja a la que le quitas, por accidente, un ejemplar de braga-faja baratísimo en un montón de estos que ponen en las rebajas) y creo que puedo hacerte otra preguntita… ¿verdad? (voz melosa otra vez).

Ama Rosa que mira a control y asiente.

-Bueeeno, venga. ¿Qué quieres saber?

-Pues te quería preguntar por el amor (¡cómo no!). Verás, es que me separé hace unos años y, al poco de separarme, conocí a un hombre, que no es con el que estoy ahora, porque yo ya he rehecho mi vida. Yo lo llamé varias veces, pero él no me contesta a las llamadas.

-Con tu pareja actual, no estás bien, ¿no? (hombre, si tiene pareja y sigue pensando en un tío al que conoció hace años, digamos que muy bien no tiene que estar, no).

-Pues verás, es que el hombre con el que estoy me debe dinero. Yo lo quiero mucho, pero quiero saber también si me va a pagar o no, porque yo lo quiero mucho, pero necesito el dinero…

La otra que está ya con las cartas en la mesa y, haciendo gala de sus “dotes” , suelta:

-Mira, Escorpio, las cartas me dicen que a ti no te va muy bien con los hombres (¿las cartas? ¡Te lo ha dicho ella! Si mira el historial que tiene la pobre…).

-Pero, ¿sigo llamando al hombre que conocí?

-No. No lo hagas, porque aquí veo que tú a ese hombre no le interesas para nada (a ver, si no, le habría devuelto las llamadas). Olvídalo, que no te hace bien.

-Bueno, ¿y lo del dinero?

-Pues mira, cariño, aquí veo que tu pareja no te va devolver el dinero tampoco.

-¿Y qué hago? ¿Lo dejo?

-Ay, mira, yo ahí no te puedo ayudar. No te sé decir…

-Pero debería dejarlo, ¿verdad? ¿Tú qué crees?

Pasan un rato discutiendo. Ama Rosa que intenta despedirse por segunda vez:

-Bueno, Escorpio, bonita, tenemos que cortar ya.

-Una pregunta más, por favor, que es la más importante (si era la más importante, podría haber empezado por ahí).

-No puedo…

-Mira (a estas alturas, la voz y el tono de Escorpio se parecen bastante a los de la Esteban hablando de la celebración de la comunión de su hija y del dichoso reloj) me he gastado un dineral, que me habéis tenido dos horas colgada al teléfono, así que, por favor, POR FAVOR, atiéndeme a esto que te pido.

Ama Rosa, entre hastiada y acojonada, accede:

-Bueno, pero rapidito. ¿Por qué quieres preguntar?

-Por mi hijo, que tiene una enfermedad de los huesos. Lleva así desde que nació y lo vamos a operar y quiero saber si va a curarse.

-Mira, Escorpio, cariño, yo veo que lo que tiene tu hijo es crónico…

-¿Y eso qué es?

-Que lo va a tener toda la vida.

-¡Ay, no me digas eso!

-A ver, a ver… Que después de la operación mejora, pero no se va a curar nunca del todo; es algo que va a tener para toda la vida. Y ahora, me despido, Escorpio (“¡A tomar por culo, Escorpio!”, le faltó decir).

-Bueno, pues muchas gracias, Ama Rosa.

¿Gracias? ¿Gracias? Pobre mujer que tiene un piso por vender, que está separada, con un hijo enfermo, acordándose de un hombre que conoció en el pasado y que no es con el que está. Y encima van y la chulean. En su casa y por teléfono.

jueves, 2 de julio de 2009

Aves nocturnas (I)

Son las dos y media de la mañana. Me acabo de despertar porque hace un calor de morirse y, medio zombi, me he ido al salón y he puesto la tele. Normalmente, no la veo a estas horas porque tengo que madrugar bastante. El sueño no me ha durado mucho. ¡Vaya fauna, madre!

Empezamos por los concursos de llamadas. Una cosa es que sepan que te van a tener entretenido al teléfono hasta que te dejes ahí el plan de pensiones, pero esto es alucinante:



Aunque lo de este es de no tener vergüenza ninguna:



Y esta no ha visto un diccionario en su vida. Bueno, creo que no lee ni las señales de tráfico, que mira que tienen poco texto:



Y mi favorito. No me puedo creer que el de las barbas afirme que su vida sexual ha mejorado. ¿Acaso se ha puesto un pasamontañas y va en pelota picada por la calle? Y el otro, el del gimnasio: "No tengo por qué mentir". Claro que sí: porque te pagan. Aunque lo que me ha fascinado ha sido la pareja viejo carca cascao y feladora profesional oxigenada:



Continuará...

domingo, 31 de mayo de 2009

El Modernismo según

... mis alumnos. Llevo toda la mañana corrigiendo exámenes. Aquí os dejo algunas perlas:

Pregunta: Características del Modernismo.
Respuesta: una alumna menciona, entre otras, "rebeldía ante la vestimenta de los burgueses". Creo recordar que mencioné algo relacionado con el estamento burgués.

Pregunta: ¿Quiénes gobernaban España a finales del XIX?
Respuesta: "Los conservistas y los progresistas".

Pregunta: Pío Baroja.
Respuesta: "En su obra destaca la trigología Tierra vasca".

Pregunta: Valle-Inclán.
Respuesta: "Su principal aportación al teatro fue el espalmento".

Pregunta: Unamuno.
Respuesta: "Obras de Unamuno: Niebla, San Manuel Bueno y El mártir".
Seguimos con Unamuno y su obra: "Nieblas, Mártir y, en ensayo, El casticismo".

Pregunta: Explica en qué consistió el "desastre del 98".
Respuesta: "En que a España le despropiaron Cuba y Filipinas".


Dedico esta entrada con todo mi cariño a mis alumnos de 4º, que tan buenos ratitos me hacen pasar. ¡Ayyy!


Actualización: no tiene nada que ver, pero mi Betis ha bajado a Segunda División. Y hay desalmados sevillistas celebrándolo tocando el claxon a todo meter. Lo que me queda que aguantar en el instituto el martes... Pero no importa, si algo sabe hacer el Betis es renacer de sus cenizas. ¡Mucho Betis!

martes, 26 de mayo de 2009

La prueba del delito



Creo que las fotos no dejan mucho lugar al comentario. Excepto por un detalle: la mesa es la de la sala de profesores de mi centro y la interfecta que ha dejado semejante pegotón de chicle bajo ella, una compañera. Y sé que debería madurar y no cachondearme de estas cosas (deberíais verme a las 8.15 de la mañana haciendo las fotos en cuclillas), que un día va a salir todo a flote y se me va a caer el pelo, pero ¿qué queréis que os diga? No he podido resistirme.

Por cierto, el chicle lleva ahí dos semanas. Igual abro otro blog para dejar testimonio de cómo se va descomponiendo, aunque si está impregnado de la salivilla de la compi, ya os digo yo que está a prueba de bombas. Como su cara.

jueves, 14 de mayo de 2009

De litera-tura


Aquí os dejo otra perla de mis exámenes, mi recompensa a un trabajo de meses.


1. Define cuento literario:

Es el cuento que está en una litera.


En una litera me dan ganas de meterme cada vez que leo estas cosas. Y no salir.
En serio.

lunes, 26 de enero de 2009

Me muerooooo

Llevo dos días estornudando sin parar. Mi récord en una misma serie está en 9 estornudos y el problema es que una, a pesar del cuerpecillo que tiene, no es de las que estornuda con un educado "¡achís!" discretito y nada más. No, lo mío son genuinos "¡atchuaaaaaaaaa!", alaridos de Godzilla que reverberan en las paredes de mi cuchitril de 50 metros cuadrados, lleno ahora mismo de virus y de kleenex hasta los techos.
También tengo mocos; mocos que desaparecen a ratos y que luego llegan todos de golpe, sin avisar, en medio de una explicación en clase (porque sí, Arwen, he ido al curro). Me duele la cabeza, no oigo, no huelo y no veo.
Y lloro, lloro mucho. Pero solo por uno ojo. Concretamente, el izquierdo y no me preguntéis por qué. Es así.
Para colmo, y para poner mi moral a la altura de mi estado físico hoy, un alumno sin venir a cuento me ha preguntado, muy serio, al final de una clase: "Maestra, ¿tú llegas a los pedales del coche?".

¡¡Hijos de puachúaaaaa!!!

miércoles, 14 de enero de 2009

Jeroglífico

Diario de clase

Cada miércoles, en el recreo, realizo con dos compañeros más una ronda para controlar la limpieza de determinadas aulas. Hoy entramos en una y nos topamos con esto escrito en la pizarra:

Miercolesday
guan for
enereishon

A mí me han tenido que ayudar a descifrarlo, que conste.