miércoles, 25 de julio de 2007

Sueños de un conductor

Mi amiga Unaexcusa ha publicado en su blog el triste suceso de cómo la ha cagado en su examen práctico de conducir. De pronto, me he visto sufriendo, en Graná, casi cuatro años atrás. Y un sentimiento de solidaridad me ha embargado y... Aquí está mi historia.



Como ya sabéis (y si no, pues lo cuento otra vez) me dieron mi primer destino en Granada. Todo precioso, todo perfecto, tren parriba y tren pabajo hasta que se me iluminó la bombillita y decidí que era hora de sacarme el carné. Total, que me busqué una autoescuela. Y como una es muy floja, muy floja, no miré mucho y me fui a la que tenía al ladito de casa. ¿Pa qué, Dios mío? ¿Pa qué? ¿En qué malísima hora se me ocurrió a mí? Desde el primer día, supe que no me iba a llevar bien con la mujer que me daba las clases. Era la mar de campechana, vamos, de estas que enseguida te tratan como si fueras su prima hermana. Y a mí (que soy muy petarda así, de primeras), eso me molesta. El teórico lo saqué sin problemas, pero el práctico, señores... Lo del práctico fue otra cosa.



Resumo mis 57 clases (sí, sí, 57, cinco, siete) con dos palabras: una tortura. Y vosotros diréis, con toda razón, que qué torpe. Pues sí, lo soy. Odiaba conducir y me daba miedo. No, pavor. Y encima me llevaba la señora (mi profesora) en los meses primaverales (incluyendo junio) a las 4 de la tarde, con un solano de morirse y con el Clio sin aire. "Con lo que entra por la ventana nos apañamos, ¿a que sí?". Pues no, hija, pues no. Porque al calor que desprendía la Plaza del Triunfo (que era donde cogía el coche) había que sumar el calorcito que desprendía el asiento del vehículo (ella venía conduciendo desde un pueblo cercano cuyo nombre no recuerdo) y los efluvios sudorosos que emanaban de mi cuerpecillo serrano cada vez que me ponía al volante.


Y esas calles... Que muy bonitas y muy poéticas para pasear, para Lorca... Pero joder, qué malas son para conducir. A mi angustia vital, se sumaba la escasa guía espiritual que me proporcionaba mi profe. Yo necesitaba una luz, un maestro que resolviera mis dudas de joven padawan de la conducción. Pero noooo... Yo necesitaba a Obi-Wan y di con La Veneno. Ella, ante cualquier duda, me respondía siempre (y cuando digo siempre, es SIEMPRE): "Siente la circulación, chiquilla, siéntela" y hacía aspavientos en el coche, meneando sus manos como Lola Flores. Y yo, lo único que sentía era no tener una pistola a mano para acabar con mi sufrimiento... Es decir, con ella.


Como muestra, un botón. Un día íbamos por una calle casi vacía (¿quién sale a las 4 con el calor?). A lo lejos, un señor con bolsas. Bueno, pues dio la puñetera casualidad de que era un amigo suyo. Había que verla sacar medio cuerpo fuera de la ventanilla y llamar a grito pelado al señor. Para colmo, semáforo que se pone en rojo. Y allí estaban los dos, pegándose voces. Que yo me preguntaba por qué el señor no se acercaba con sus bolsas al coche y dejaban de gritar los dos. Semáforo que se pone en verde. Tímidamente, empiezo a acelerar. El señor empieza a apretar el paso y siguen hablando. Como no me dice nada, yo, sigo acelerando. Y ahí lo teníamos: escena de estación de tren. El señor medio corriendo con las bolsas (estaba mayor y no daba para mucho, el pobre) y mi profe, con el cuerpo entero ya fuera del coche, mandando recuerdos para la señora del señor.

¿Cómo iba a aprender nada así? Si me daba más miedo ella que el coche...

Bueno, si os quedan ganas de seguir leyendo, en el siguiente post hablo de los exámenes (a estas alturas es evidente que fueron varios, ¿no?)prácticos. Que luego digo que no me gustan los posts largos. Si es que no se puede hablar...

3 comentarios:

  1. Mira que ya conocía algo de tu experiencia, pero ¡qué gracia tienes, chiquilla!

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  2. Toda la razón, esta ciudad no es para conducir ni mucho menos. Y si encima tienes roto el aire del coche, ya muérete :D

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  3. Jajaja, es que el aprender a conducir es un triunfo... el XXCFHHHGDFSD de mi profesor, me llevó a examen habiendo aparcado una vez en toda mi vida. Suspendí, claro. Su excusa: es que así coges tablas para aprobar a la segunda... Cab´ksjsjs, que prsentarse cuesta pasta...
    Pero supongo que lo sacaste al final, no? Voy para arriba aseguir leyendo!

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