lunes, 11 de febrero de 2008

Relaciones duraderas


"-Oye, ¿y tú llevas mucho con tu novia? ¿Cómo te va?
-De lujo, tío. Ya llevo gastadas dos cajas de condones."

Diario de clase. Semana pasada. Fuente: un compañero.
Para que luego digan que el romanticismo ha muerto.

jueves, 7 de febrero de 2008

Física sin química

El lunes pasado, me propuse hacer un esfuerzo y darle una oportunidad a la serie que Antena 3 ha estado anunciando a bombo y platillo durante las últimas semanas y que nos ha vendido como la vida de un instituto vista desde la perspectiva de unos profesores novatos.

Me esperaba cualquier cosa: discursitos típicos (que los hubo), alumnos de todo pelaje (rebeldes algunos, sí, pero modositos comparados con la realidad) y profesores súperchuliguays de la muerte y muy enrollados.

Bueno, pues la serie colmó y superó mis expectativas. La primera, en la frente. Comenzó el capitulito con la súper model Blanca Romero (anteriormente conocida con el nombre ¿artístico? de “la Perra”) acostándose con un mozuelo que posteriormente -y previsiblemente, todo hay que decirlo- resultó ser un alumno del instituto al que se incorpora. Ahí, enganchando al personal a base de realidad (irreal) y un buen revolcón (perdón, quise decir “guión”).

No entro en cuestiones obvias como lo predecible de la trama o la similitud con el inicio de series de calidad como “Anatomía de Grey” (al principio de ésta última, Meredith tiene un rollete con Derek, que luego será su residente). Como siempre, la profesora de Filosofía (la susodicha “Perra”), superenrollada. Ella entra, los chavales, alguno con más años de mili que la cabra de la legión, se sientan y se callan. Ella les pregunta qué les hace felices y ellos, reaccionan y ¡voilá! la clase va divinamente. Intenta romper su relación con el yogurín, que tiene 17 años. Él insiste.

La de Literatura lo pasa peor. Se muestra insegura, titubea y claro, se la comen. Pero ella encuentra un tema que engancha a los alumnos (“Cosas que quiero hacer antes de morir”) y también le van respondiendo.

Otro alumno está en coma y tras cuatro meses, al parecer irreversible, los padres lo desconectan para donar sus órganos. Otro, se suicida. Tenemos a la gótica empollona, a la hippy, al chino… En fin, un topicazo tras otro.

Pero lo mejor vino al final. Cuando creía que ya no me quedaba nada que ver, resulta que la profe de Filosofía acaba comiéndole el morro al niño de 17 años apoyados en una cabina.

Al día siguiente, mis alumnos que me preguntan: “Maestra, ¿has visto la serie de Física y Química? Es que es como la vida real…”

Si eso es la vida real, ¿en qué dimensión desconocida habito? ¿Seguís recibiendo mi señal?

Yo sigo a lo mío, con mis cafres a los que por cierto, este año, adoro. Que conste. Me gusta trabajar con chavales mínimamente educados (de los que no te escupen desde lo alto de la escalera cuando pasas debajo) y me gusta mi profesión. Por si parece que siempre me estoy quejando.